Soledad acompañada
Oscuridad. Soledad. Luz. Soledad.
Abandonado. Soledad. Acompañado. Soledad.
Soledad.
En ocasiones, y sin razón aparente, me sumo en la más profunda de las tristezas. Sin ningún motivo.
Caminando por los yermos y pedregosos páramos del purgatorio, sin perder de vista el horizonte donde se haya el infierno, procuras encauzar tu viaje hacia la salida de ese desolado lugar.
Es extraño como la vida puede convertirse en la más espeluznante de las trampas. Caído en las arenas movedizas de la desesperación, cada movimiento parece condenado a ser baldío. Por mucho que intentas salir de ahí, más te hundes. Es cuando puede llegar la desesperación para el más profano en la materia. No puedes hacerla frente. Es imposible vencerla en el cuerpo a cuerpo. Es por eso que lo mejor es abandonarla a su suerte. Darla la espalda. Ignorarla. Si no esta ahí, no podrá vencerte.
Es difícil no abandonarse a la desesperación y dejarse dominar por el miedo. Y si en algún momento vuelves la mirada, puedes llegar a caer en el abismo, de donde miles de putrefactas manos se alzan para atrapar al desprevenido caminante.
Que complicado de entender que rodeado de la gente que te quiere puedas sentirte solo.
Abandonado. Soledad. Acompañado. Soledad.
Soledad.
En ocasiones, y sin razón aparente, me sumo en la más profunda de las tristezas. Sin ningún motivo.
Caminando por los yermos y pedregosos páramos del purgatorio, sin perder de vista el horizonte donde se haya el infierno, procuras encauzar tu viaje hacia la salida de ese desolado lugar.
Es extraño como la vida puede convertirse en la más espeluznante de las trampas. Caído en las arenas movedizas de la desesperación, cada movimiento parece condenado a ser baldío. Por mucho que intentas salir de ahí, más te hundes. Es cuando puede llegar la desesperación para el más profano en la materia. No puedes hacerla frente. Es imposible vencerla en el cuerpo a cuerpo. Es por eso que lo mejor es abandonarla a su suerte. Darla la espalda. Ignorarla. Si no esta ahí, no podrá vencerte.
Es difícil no abandonarse a la desesperación y dejarse dominar por el miedo. Y si en algún momento vuelves la mirada, puedes llegar a caer en el abismo, de donde miles de putrefactas manos se alzan para atrapar al desprevenido caminante.
Que complicado de entender que rodeado de la gente que te quiere puedas sentirte solo.
Etiquetas: Pensamientos