Tras mas de un año

Retrospectiva: adj. Que se refiere a tiempo pasado

En estos días de asueto que estoy pasando me he percatado que ya hace mas de un año que comencé con este blog. Es por ello que me transporté a sus inicios para pensar en que me motivó para abrirlo.

Siempre me gustó escribir, y lo usé como terapia para hablar de todo aquello que pasaba por mi mente. Todo aquello que englobaba mi vida y necesitaba contar a alguien lo plasmaba en papel, lo leía y lo destruía. Una vez soltado de mi mente, ya lo necesitaba mas.

Hace algo mas de un año que unas personas me animaron a retomar mi costumbre de escribir cosas, pero no les presté atención. Ninguna, al menos hasta que una persona muy especial para mí me animó. Fue entonces cuando comencé con mis escritos, titubeantes al principio. Sin un rumbo fijo. Hasta que un día me encontré en la necesidad de contar algo a alguien sin tener que decírselo directamente.

Siempre fui tremendamente tímido y tampoco es que tenga el don de la palabra. Así que como me encontré con el problema de expresar mis sentimientos a una persona con total claridad, preferí hacerlo por aquí. Y así lo hice.

También dedique unas breves palabras a las personas que estuvieron a mi lado en los peores momentos, agradeciéndoles todo su apoyo y cariño. Y así comencé mi periplo por el mundo de los blogs. Al principio en solitario, acompañado solamente por las personas mas allegadas que leían aquello que salía de mi corazón. Pero poco a poco la compañía fue aumentando. Y de estar alrededor de 10 minutos leyendo los blogs de mis amigos, ahora necesito mas de tres horas para poder entregar a cada una de las personas que se acercan a mi ventana el tiempo que se merecen. Porque me encontré a mucha gente, que al igual que yo, necesitaba contar algo. Y con algunos he tenido mas afinidad que con otros, pero no por ello los quieres mas o menos. En momentos de tristeza abro uno de los blogs y leo sus palabras para que me den ánimo.

Al final te encuentras con una pequeña gran familia venida de lugares muy distintos y con historias tan diversas como sus experiencias en la vida. Pero eso es lo bello de este mundo. Poder compartir tu vida con bellas personas. Y los blogs abren un mundo que antes se limitaba a aquel que podíamos recorrer en persona. Ahora solo necesito abrir una pequeña ventana para poder hablar con gente de Europa, América, África, Asia, u Oceanía. Y eso hace que todavía siga manteniendo este rincón abierto.

Gracias a todos.

Fito

Tras aguantar durante cerca de un mes y medio continuas reposiciones de esos “grandes temas” de Fito y los Fitipaldis, me gustaría presentar a Fito cuando hacia buena música de verdad. Cuando era parte de un verdadero proyecto y no de esas memeces.





PD: ¿No se por qué la gente insiste en que me gusta polemizar?

Tres añitos

El sábado pasado, con las prisas, no le pude ver hasta que paramos en Mungia para tomar algo. En cuanto salió del coche se me acercó corriendo y gritando: “¡Tío, que es mi cumpleaños!”, para acto seguido saltar sobre mi para que le cogiese en brazos. Tras la charla pertinente haciéndome el despistado, lo deje en el suelo. Caminamos en busca de un lugar donde beber algo, 9 adultos hablando entre ellos y en niño recogiendo margaritas por el camino.

Cuando llegamos a la sidrería, el primero en comer fue el pequeño. Estaba deseando terminar y abrir los regalos, pero le dijimos que hasta que nosotros no terminásemos, no habría regalos. Espero, no sin refunfuñar por la tardanza de los camareros a la hora de traer los platos.

Por fin llegaron los postres. Y con ellos, los regalos. Lo primero fueron unas gafas de sol, que se las puso enseguida. Un puzzle, ropa, que deshecho con desden, y un karaoke, Lo primero que hizo al conectar el micrófono fue soltar un “well, well, well”, como en el concierto de Alice Cooper que no para de ver. Tras varios intentos de hablar, pero que por vergüenza al escucharse no finalizó, y alguna canción de Navidad, comenzó con su recital de Alice Cooper. Los que estaban en la mesa de al lado miraban sorprendidos, preguntándose que cantaba ese niño rubito con cara de picaruelo.

Yo esperé al domingo para regalarle algo. Un par de camisetas con fotos de Alice Cooper. Al principio, cuando las abrió y vio que eran unas camisetas, puso cara de desaprobación. Pero cuando terminó de abrirlas y vio las fotos, salto de alegría y gritando que quería ponérselas. Le ayudé a ponerse la primera y salió corriendo a un espejo para mirarse. Con la mano izquierda sobre su pecho y la derecha colocada como cogiendo un micrófono. Se puso a cantar a Alice Cooper de nuevo. Su padre y yo rompimos a reír al verle. El se giró y me pidió que le pusiese el concierto de Alice Cooper. Y así lo hice. Le quedan tan grandes las camisetas que no puede salir a la calle con ellas, pero para estar en casa, si se las puede poner, y eso se lo dejo muy claro a sus padres.

Y ahora solo nos queda esperar para el próximo cumpleaños y disfrutar de este año con el enano.