Mis Hermanos (1)

ALBERTO

A pesar de vivir en la misma ciudad, a escasos metros de distancia, jamás nos dirigimos la palabra. Ni siquiera un saludo. Pero como siempre ha ocurrido en las ciudades pequeñas, al final casi todos compartimos un momento de nuestras vidas. En Kabiezes es raro que la gente de nuestra quinta no haya compartido aula en algún momento y si ese no es el caso, siempre hay alguien cercano a ti que si lo ha hecho. Este último caso fue el que hizo que nuestros caminos se cruzasen.
Desde un comienzo, bien sea por nuestro carácter cerrado, por nuestra agresividad o por la vehemencia con la que hablábamos, nuestra relación fue bastante tirante e incluso hubo momentos en los que casi llegamos a las manos. Pero el tiempo mengua las cosas y no solo la estatura. Nuestro carácter se fue pausando y la relación mejoro. Ahora puedo mirar con cierta nostalgia todas aquellas tardes y ver en lo que se ha convertido.
Alberto se ha casado y ha tenido una preciosa niña y aunque ha cambiado de ciudad y vive algo mas lejos, todos estos años no han rebajado ni un ápice la amistad que nos une. Aunque solo nos veamos en contadas ocasiones, aun pasamos buenos momentos jugando al frontón o saliendo de fin de semana. Y espero que eso siga así durante al menos tantos años como los que hace que nos conocemos. Me alegra ver que conseguimos superar nuestras distancias de estúpidos e inmaduros adolescentes y ver que tengo a mi lado alguien con el que puedo contar para lo bueno y lo malo. Y se que él esta seguro que el día que me necesite estaré para todo lo que quiera, aunque esta vez sea yo el que se aleje mas físicamente, que jamás afectivamente.