domingo, noviembre 18, 2007

Capítulo 1: Girona: La Hispanidad en terreno independentista.

Nota del autor: Algunos hechos han sido alterados por causas literarias y otros por olvidos o descuidos del autor.


Resulta extraño levantarse tan temprano un día festivo, pero a las 5:30 de la mañana ya había amanecido para mí. Una ducha rápida, un desayuno rápido y una lenta despedida. Estaba preparado para el viaje. Cogí la bolsa que tenía preparada de la noche anterior y salí a la calle. Darkhorse me estaba esperando junto a su coche:
“Llevas mucho esperando?”
“Un cuarto de hora. Como no bajabas, iba a llamarte.”
Habíamos quedado de 6:15 a 6:30, y precisamente a esa hora bajé. Darkhorse se introdujo en su coche y lo sacó de donde lo tenía aparcado. Yo aproveché para arrancar el mío y llevarlo hasta ese sitio. Lo había aparcado demasiado lejos y llevaba tiempo sin moverlo del sitio.
Eran las 6:45 cuando iniciamos nuestro viaje. Sabíamos que sería largo, pero nos lo tomamos con calma. Darkhorse encendió su mp3 y salimos.
No encontramos tráfico. Supongo que no es normal que mucha gente viaje a esas horas de la madrugada, sobre todo un día festivo, pero algunos había. Paramos una sola vez para reponer fuerzas con un bocadillo de tortilla de patata. Otra para llenar el depósito del coche y vaciar el nuestro. Pero esta última parada fue más adelante. Porque km antes de llegar a Barcelona nos atrapó una gran caravana.
Eran alrededor de las 12:00 cuando nos topamos con el monumental atasco. Nos llevó tiempo pasarlo, y hasta pasado Mataró no lo conseguimos.
Llegamos a Les Planes D’Hostoles casi una hora tarde, pero sin perdernos. Guiados por el mapa fue sencillo. Entramos en el pueblo y Darkhorse redujo la velocidad. Intentamos descubrir la calle donde estaba el hotel. Darkhorse la encontró rápidamente y decidimos aparcar cerca. Para ello teníamos que dar la vuelta en algún lugar, así que giramos en la primera calle que pudimos. Una calle estrecha de doble sentido, separados por unos árboles entre los que se podía aparcar. Seguimos adelante, ya que había una rotonda y en ella podríamos girar para acercarnos al hotel. Al llegar a la rotonda descubrimos que era una plaza circular, y en ella había dos chicas sentadas.
“Ahí están!” – exclamó Darkhorse.
Lo sabía, ya las había visto. El pueblo no era muy grande, pero hay que reconocer la casualidad que nos llevó a girar donde Elur y Su* nos estaban esperando. Tras los saludos de rigor y las preguntas lógicas tras un largo viaje nos dirigimos al hotel para dejar nuestras bolsas. El comienzo había sido menos tenso de lo que pensaba. Conocer a alguien por Internet es distinto a hacerlo en persona, y hacerlo crea cierta incertidumbre. Tras dejar atrás el inicio, llegamos al hotel. Allí, la dueña, una inglesa de pelo rubio, nos informó que por error había dado nuestra habitación a dos mujeres que habían llegado antes que nosotros. Iba a intentar arreglarlo, pero si no era así, Darkhorse y yo deberíamos compartir una cama de matrimonio. No sería la primera vez que dormimos en la cama. Ya lo hicimos en Inglaterra y no recuerdo si lo hemos hecho alguna otra vez más, pero en más de 30 años de amistad, es probable. No consiguió arreglarlo.
Segunda contrariedad en el fin de semana.
Era la hora de almorzar, casi las 15:00, así que Elur y Su* nos llevaron a un restaurante cercano. Llegamos en el coche de Su* (que hizo de taxista durante todo el fin de semana). Habían hecho una reserva, así que pasamos rápidamente al comedor. Comimos a la vez que contábamos nuestras vidas y milagros. Profundizando más en nuestras vidas, creando más vínculos. Y fue ahí cuando llego el tercer traspié. El chico que recogía los platos, al recoger los de nuestra mesa, tiró uno de los cuchillos sobre mí y me manchó el pantalón. Pero bueno, que se le va a hacer.
Tras una rica comida, nos dirigimos a Girona. Su nos sirvió de guía. Nos mostró la zona antigua de la capital y la muralla. He de decir que me pareció muy bello. Me gusta recorrer zonas antiguas, llenas de historia. Y se veía que esas calles la tenían. Iglesias, edificios, empedrado. Todo rebosaba historia.
Al anochecer volvimos al pueblo. Íbamos a ir a cenar al restaurante de unos amigos de ellas. Nos encontramos con un tipo de aspecto bonachón que en catalán comenzó a explicarnos que había para cenar. Elur le interrumpió diciendo que no entendíamos catalán. Así pues, tras leernos la carta en catalán y castellano, terminó con:
“Y yo soy Pere (Pedro), su camarero bilingüe.”
Claro está, todos rompimos a reír. Elur nos confirmó que el tipo era así, muy gracioso y ocurrente. Y que su mujer Sonia (creo, soy muy malo recordando nombres) era igual.
Tras cenar, nos fuimos a la cama, que había que levantarse temprano y seguir conociendo cosas.
A la mañana siguiente, Darkhorse y yo nos levantamos temprano. Hizo fotos a la casa donde estábamos y a sus alrededores. Después, recorrimos el pueblo para conocerlo y regresamos de nuevo a nuestro lugar de descanso, donde habíamos quedado con nuestras anfitrionas. Ese día íbamos a subir para ver las montañas desde los miradores, pero antes debíamos ir a recoger a una matrimonio amigo de Elur y a sus dos hijos.
La visión fue magnífica. Grandiosa. Si no fuese por el rastro que el ser humano había dejado en forma de poblaciones, el lugar era espectacular. El verde era tan intenso que daban ganas de agarrarlo y llevárselo a casa.
Al atardecer, Elur, Su*, Darkhorse y yo nos quedamos solos. Nuestras anfitrionas volvieron a llevarnos de visita a pueblos con historia. No recuerdo en qué momento del día Su* puso un cd de música de películas infantiles, pero sí recuerdo esa sensación de intentar suicidarme (lo sé porque estoy escuchando ese mismo cd para inspirarme mientras escribo estas líneas). Lo que más me impresionó fue el puente del siglo X, creo recordar. Llegamos cuando anochecía al pueblo donde estaba y realmente me maravillo. El pueblo era igualmente espectacular. Con un casco antiguo de lo mas cautivador. Aunque lo que más me gustó una pequeña situación. Estábamos en una plaza cuando Darkhorse y Su* se dirigieron a una iglesia que había allá. Como bien había dicho Elur, parecía que siempre encabezaban las entradas en terreno cristiano. Justo cuando llegaban a la puerta, esta se cerró ante su sorpresa. Comenzamos a protestar con gritos como “nos han cerrado las puertas al cielo” o “íbamos a dejar dinero en el cepillo, pero si no lo queréis, nos lo gastaremos en drogas y putas” o “queríamos la redención, pero nos obligáis a pecar”. Fue una situación divertida, aunque fue más divertida cuando, siguiendo con nuestra visita por el pueblo, nos acercamos a otra iglesia. De repente, una figura de negro nos adelantó a gran velocidad. A medida que se alejaba escuchábamos un tintineo cadencioso. Elucubramos la posibilidad de que fuese el párroco de la anterior iglesia que venía a cerrarnos nuevamente las puertas del Paraíso. Y al llegar a la puerta, descubrimos que fue así. Retomamos nuestras chanzas y gritos entre risas.
Después de eso, regresamos a nuestro refugio. Cenamos en el mismo lugar que el día anterior, continuando las bromas que habíamos dejado la noche anterior y nos despedimos hasta el día siguiente.
A la mañana siguiente, Darkhorse y yo nos levantamos temprano. Hicimos las maletas, bajamos a desayunar y salimos a caminar. Elur nos llamó por teléfono y nos enseñó partes del pueblo que no habíamos visto hasta entonces. Nos contó historias del pueblo a medida que íbamos conociendo los lugares: el río, una ermita abandonada, la iglesia (si, otra),…
A media mañana llamó Su*. Venía para despedirse de nosotros, ya que Darkhorse y yo volveríamos a mediodía. Nos despedimos, prometiendo repetirlo. Pero la próxima vez sería al revés. Serían ellas las que nos visitasen. Nos montamos en el coche y salimos de vuelta a casa.
La vuelta la hicimos sin sobresaltos hasta el último peaje, donde nos encontramos con caravana. Bueno, la caravana y otro sobresalto mas. Al bajar del coche comprobé algo que llevaba tiempo rondando mi cabeza. Tenía la sospecha de haber dejado mi chaqueta en el hotel. Así que abrí la bolsa y mire dentro. En efecto, la había dejado olvidada.
A pesar de este traspié, el fin de semana fue muy bueno. Conocimos bonitos lugares y, sobre todo, conocimos a dos buenas amigas que esperamos volver a ver pronto.


FUTURAS PUBLICACIONES
- Capítulo 2: Córdoba: Agárrate las enaguas, porque como te coja…!
- Capítulo 3: Cádiz y el misterio del experimento biológico.

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11 Comments:

Blogger Rïzer said...

Siento haber tardado tanto. Sorry.

18/11/07 19:45  
Anonymous Anónimo said...

I´M SORRY,
I´M PERRY....


bah... qué largo!! o muy sintético o testamento...

Todavia no puedo pasar de la larga despedida...

18/11/07 20:51  
Anonymous Anónimo said...

..perdón, "lenta despedida"

18/11/07 20:52  
Blogger Darkhorse1974 said...

Zi zeño, muy buena cronica, jajajaja :D

18/11/07 21:16  
Blogger Jake said...

che
no reconozco...sos vos?
me refiero a que tu pluma ha cambiado notablemente...
lo escribiste vos chango?

bue...
yo me quedé en donde era raro eso de conocer a alguien personalmente...luego no sé...se me nubló la vista.
:)

ja!

19/11/07 23:57  
Blogger Jake said...

eso sí...estaré al pendiente Cadiz
será el cadiz del rey arturo??
y de córdoba...será??

epa!
pero si es que estos vascos quieren vasquizar el planeta!!

19/11/07 23:58  
Anonymous Anónimo said...

"...me agarro las enaguas

sobre las rodillas,
para no pisármelas

en la corrida..."

20/11/07 00:09  
Blogger su* said...

ei ei ei!

lo bueno se hace esperar y si es bueno, dos veces bueno! o algo así jiji

petons!!

22/11/07 00:20  
Anonymous Anónimo said...

Pero que bien vivís los que vivís bien...

Besotes.

22/11/07 18:51  
Blogger Batsi said...

¡La madre que te bloqueó! Primero nos escribes una cronica de Berlin que era para ninos de primaria y ahora nos sales con un libro entero. ¡Táááá muuuu largo eso!!!

Además has contagiado al Dark con tu vagancia... A ver si espabilan los dos :D

27/11/07 21:05  
Anonymous Anónimo said...

Navegando por la red mi barca ha atracado en el puerto de tu blog. Felicidades, si quieres venir a visitarme…
Ciao

30/11/07 12:13  

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